Desde su detección en 1981, el SIDA ya ha matado a más de 35 millones de personas. Sin embargo, su evolución no ha sido la misma en todas las regiones del planeta ya que ha ido pareja al nivel de desarrollo de cada una. De esta manera, nos encontramos con que, de los 36,7 millones de personas que padecen SIDA (cifra de 2017), 25,6 millones se concentran en África; 2´5 millones en Europa, y 140.000 en España.
El acceso a los antirretrovirales también es desigual, ya que sólo un 53% de los adultos y un 43% de los niños infectados reciben tratamiento. El acceso a los antirretrovirales es vital en las primeras fases de la enfermedad ya que de ello depende el alargar y mejorar la esperanza de vida del paciente. Sin tratamiento, se estima que la persona sobrevive entre 9 y 11 años tras ser diagnosticada de VIH.
Aunque no existe cura para la infección por VIH, los antirretrovirales permiten mantener a raya el VIH (virus causante del SIDA) y previenen la transmisión.
Debido a las desigualdades en el acceso a los antirretrovirales, el SIDA se ha convertido en una enfermedad crónica en Occidente mientras que en África, Latinoamérica o Asia sigue siendo una sentencia de muerte.
Además, todavía queda mucho camino por recorrer en cuanto al diagnóstico. A pesar de que los resultados de una prueba de VIH se pueden conocer el mismo día de análisis, todavía existen muchos lugares donde no es fácil realizar estas pruebas. Se calcula que un 70% de los infectados desconocen su condición, por lo que están realizando prácticas de riesgo para sí mismos y los demás.
Las mujeres en África son un colectivo especialmente vulnerable debido a que, por factores culturales y de género, en las relaciones sexuales no se utiliza preservativo, por lo que están más expuestas a ser contagiadas de VIH.
Recordemos que las vías de contagio del VIH son:
- Relaciones sexuales sin protección con método anticonceptivo de barrera, de tipo vaginal, oral u anal.
- Al compartir agujas, material de inyección o de consumo de drogas.
- Transmisión vertical (de madre a hijo). Esta vía de contagio se puede producir en el momento de la gestación, en el parto o en la lactancia.
En la actualidad, la mejor prevención es el uso del preservativo en las relaciones sexuales y evitar compartir agujas o materiales inyectables.
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