Consejos

Uso responsable de antibióticos

17 abril, 2018

Un reto al que se enfrentan en la actualidad médicos y farmacéuticos es al uso racional de los antibióticos.

Primeramente deberíamos de recordar qué es un antibiótico:

Son medicamentos utilizados para combatir infecciones. Estos fármacos actúan sobre las bacterias, destruyéndolas o impidiendo su crecimiento. Es decir, los antibióticos se deben utilizar contra las infecciones de origen bacteriano, no contra las infecciones de origen vírico. Es muy importante esta apreciación ya que en muchas ocasiones se consumen para tratar virus, los cuales no requieren ni responden a la acción de los antibióticos.

En España somos grandes consumidores de antibióticos, de hecho, somos el segundo país de Europa que más antibióticos ingiere por habitante, tras Francia. Esto es por el alto índice de automedicación y de acopio de medicamentos en casa. Echamos mano de ellos para tratar infecciones de origen vírico como por ejemplo las infecciones respiratorias (gripes, catarros…).

¿Por qué tomamos antibióticos tan fácilmente? Porque se calcula que alrededor de un 30% de los antibióticos se obtienen sin receta –lo cual es ilegal-, en datos del Ministerio de Sanidad. Además, en casa recurrimos a antibióticos sobrantes de anteriores tratamientos, lo cual está altamente desaconsejado por las consecuencias que puede acarrear para la salud.

Es decir, en muchas ocasiones utilizamos antibióticos sin la supervisión de un médico. A veces es el propio paciente o familiar el que presiona al médico para obtener la receta; muy significativamente en el caso de infecciones respiratorias en niños, colectivo que se encuentra más expuesto a la acción innecesaria de los antibióticos, ya que la mayor parte de sus infecciones tienen su causa en un virus.

¿Qué consecuencias tiene para la salud el uso inadecuado de antibióticos? Provoca que las bacterias se vuelvan resistentes a los antibióticos, de forma que éstos dejan de ser eficaces para tratar las enfermedades a las que estaban destinados. La bacteria tiene la capacidad de mutar para resistir a la acción del antibiótico y estas mutaciones son más rápidas que la creación misma de nuevos fármacos para luchar contra ellas. Además, esta resistencia no sólo se desarrolla en las personas que han tomado un antibiótico de forma innecesaria sino que también afecta al resto de la población, debido a que se crean nuevas bacterias que pueden infectar a cualquiera, sin que haya un remedio disponible. Esta nuevas cepas son además desconocidas por los médicos,  lo cual conlleva un diagnóstico más tardío de la enfermedad; una elevación de las complicaciones de las enfermedades; estancias hospitalarias más largas e incluso incremento del riesgo de muerte.

Para frenar el uso inadecuado de antibióticos, se recomienda que éstos sólo se consuman bajo la estricta prescripción y supervisión de un médico. Una vez iniciado el tratamiento, es imprescindible no acortarlo a pesar de que notemos una mejoría; tomar las dosis indicadas y respetar las pautas de toma. Esto ayudará a que la bacteria no “aprenda” a defenderse del antibiótico.

La resistencia a antibióticos es para Naciones Unidas “la mayor amenaza para la medicina moderna”.

 

También te puede gustar

Sin Comentarios

Dejar un comentario