Consejos

Alimentación saludable para niños

13 marzo, 2018

España es, tras Reino Unido, el segundo país de la Unión Europea con mayor índice de obesidad. Se calcula que el 57% de la población padece obesidad o sobrepeso, con un 30% de niños afectados.

La primera regla para no tener niños obesos sería la de cuidar su alimentación como padres, siendo muy conscientes de que el sobrepeso y la obesidad acarrean graves problemas de salud. Por ejemplo, en los últimos años está aumentando el diagnóstico de diabetes tipo 2, hasta ahora tradicionalmente asociada a los adultos. Enfermedades como la diabetes son muy peligrosas ya que a la larga pueden provocar ictus, ceguera o patologías cardíacas.

Por eso es importante que los padres ofrezcan a sus hijos alimentos saludables dentro de una dieta equilibrada. De hecho, los padres deberían de ser los primeros que dieran ejemplo a partir de su propia alimentación.

En un mundo en el que apenas tenemos tiempo para cocinar o sentarnos a la mesa, hay alimentos que nos solucionan en apariencia una cena o una comida pero que no son nada recomendables, especialmente si se consumen con regularidad, tales como la carne procesada (véase las salchichas);  pizzas;  y, en general, aquellos alimentos procesados y ultraprocesados, que suelen ser los envasados, precocinados y platos preparados,  ya que contienen grandes cantidades de sal, azúcar y grasas saturadas y polinsaturadas.

Cómo sería un menú perfecto

Desayuno

Una pieza de fruta, un lácteo, proteínas como un poco de pavo o jamón, y cereales o pan integrales. Mejor evitemos los cereales procesados de caja y los zumos envasados, debido a que contienen un exceso de azúcar.

Comida

Las comidas deberían de estar compuestas por una ración grande de verduras frescas -hay infinidad de verduras, además de muchas formas de prepararlas para que sean lo más apetitosas posibles para los niños-, y proteínas magras como pollo, pavo, pescados -muy aconsejables el salmón o la trucha por su aporte de omega 3- o legumbres, que son proteínas vegetales. De postre, fruta o algún lácteo desnatado.

Merienda

A la hora de la merienda, muchas veces recurrimos a la bollería industrial, que conlleva un exceso de azúcar y aceites vegetales como el de palma. Tampoco es recomendable abusar del pan blanco ni de los embutidos. Es preferible el pan integral y limitar el consumo de carnes rojas. ¿Qué tal si ofrecemos a nuestros niños una pieza de fruta, un lácteo o un bocadillo con pan integral?

Cena

De nuevo recurriremos a las verduras y a una pequeña porción de proteínas y de hidratos. Si por ejemplo, tomamos pasta o arroz, mejor que sean integrales.

En general, lo ideal es que los niños tomen al menos una pieza de fruta tras cada comida, además de una a la media mañana y por la tarde.

¿Y para beber? Agua. Huyamos en la medida de lo posible y, sobre todo en edades tempranas, las bebidas gaseosas y azucaradas.

Comer y sólo comer

Además, recientes estudios han demostrado que comer frente a una pantalla –la televisión, la consola, el móvil, la tablet- aumenta el índice de riesgo de obesidad. Cuando el niño no presta atención a lo que come, tiende a masticar más rápido y obviar la sensación de saciedad. Lo mejor es comer de forma consciente, sin distracciones y de forma relajada.

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