El verano es una época de calor, vacaciones y cambios de rutina que provocan una variación en nuestra forma habitual de alimentarnos. Sin embargo, existe una serie de consejos saludables para que en septiembre no se resientan nuestra salud ni nuestra báscula. Veamos algunos de ellos:
- Hidratación. Es muy importante incrementar la ingesta de agua, especialmente cuando tengamos sed, señal que nos envía en cuerpo para que nos hidratemos. En el caso de niños y ancianos, a veces no tienen esa sensación de sed, por lo que es importante ofrecerles agua regularmente a lo largo del día. La hidratación también la podemos realizar a través de las frutas y hortalizas de temporada, como zumos o gazpachos.
- Porciones de fruta. A media mañana o media tarde, podemos optar por un trozo de sandía o melón, frutas con un sabor muy dulce y un bajo aporte en azúcar.
- Eliminar las bebidas calóricas. Aunque quizá el calor y las frecuentes salidas nos animen a tomar refrescos, mejor sustituirlos por agua, infusiones frías o, en último caso, bebidas light o sin azúcar (estas últimas en ocasiones muy puntuales).
- Recetas sencillas. Muchas veces, cuanto más elaborado está un plato, más calórico resulta. Apostaremos por verduras crudas y elaboraciones sencillas, como a la plancha, en su jugo, cocido.
- Evitar las comidas copiosas. Las reuniones sociales invitan a comer más de la cuenta, pero debemos moderar la ingesta de alimentos, especialmente de hidratos (arroz, pan y pasta no integrales), alimentos procesados, carnes rojas, refrescos y alcohol, dulces y bollería.
- ¡Vivan las ensaladas! Son fáciles de preparar, saludables y coloridas pero, ¡ojo!, no convirtamos la ensalada en una bomba calórica a base de exceso de salsas. Lo más recomendable es aliñarlas con un chorrito de aceite de oliva.
- Helados, sólo de vez en cuando. Aunque el verano es la época estrella de los helados, no es aconsejable su consumo diario. Mejor sustituir por fruta o postres lácteos.
- Cadena de frío. El calor puede romper la cadena de frío, por lo que se aconseja comprar los alimentos congelados en último lugar, descongelarlos en la nevera o en el microondas, no volverlos a congelar y consumirlos en el día. Alimentos especialmente sensibles como el huevo se deben mantener en la nevera y desechar aquellos que presenten roturas aunque sean mínimas.
- Conservación de los alimentos. Importante fijarse en la fecha de caducidad; separar los alimentos crudos de los cocinados y lavarse bien las manos en el momento del manipulado, para evitar contaminaciones cruzadas.
Con estas sencillas recomendaciones lograremos mantener una alimentación sabrosa, refrescante y equilibrada, disfrutando igualmente de la época estival.
Sin Comentarios